martes, diciembre 28, 2010

TIRANO BANDERAS

Autor: Ramón del Valle-Inclán, poeta, narrador, periodista; 1866-1936.
Otras obras: Memorias del marqués de Bradomín, Águila de blasón, Romance de lobos, Cara de plata, Los cruzados de la causa, El resplandor de la hoguera, Gerifaltes de antaño (relatos históricos); Sonatas, de primavera, estío, otoño e invierno (novelas).
Género y corriente: Novela realista.
Estructura: Consta de un prólogo, siete partes nominadas (divididas en libros), y un epílogo.
Sinopsis: El coronelito Domiciano de la Gándara, incondicional de Santos Banderas, general, presidente y luego dictador, y quien "en el Perú había hecho la guerra a los españoles", un día cae en desgracia del tirano. Para salvar su vida se ve obligado a desertar de las milicias federales. Huye de la capital y se une a Filomeno Cuevas, rebelde que intenta un golpe revolucionario contra el dictador Santos Banderas.
La revolución triunfa y el déspota muere acribillado. "Su cabeza, befada por sentencia, estuvo tres días puesta sobre un cadalso con hopas amarillas, en la plaza de armas. El mismo auto mandaba hacer cuartos el tronco y repartirlos de frontera a frontera, de mar a mar."
Drama original y colorista, de síntesis e integración histórica, política, geográfica, psicológica e idiomática, que nos presenta ambos mundos: el turbulento del caudillaje americano y el oprimido del indio y de las clases marginadas, que desembocarán en la revolución que arrollará todo lo que se le oponga.
Como puede verse, la acción central de la obra es mínima y un tanto difusa. Todo sucede en tres días en Santa Fe de Tierra Firme, ámbito geográfico imaginario que pretende ser una síntesis de América.
Los acontecimientos y demás personajes del relato, ya sean éstos partidarios con su apoyo, o enemigos de Banderas que intentan derrocarlo, giran alrededor del tirano, psicológicamente muy bien logrado, igual que los secundarios.
El estilo está elaborado al modo barroco, lleno de americanismos, vocabulario, giros idiomáticos regionales y otros textos ajenos, interpolados por el autor.
Tomada en conjunto, por su impecable estructura lineal y narrativa, algunos críticos la señalan como la obra más perfecta de toda la trayectoria literaria de Ramón María del Valle-Inclán.

LA TÍA TULA

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Autor: Miguel de Unamuno, novelista, dramaturgo y filósofo; 1864-1936. Otras obras: Paz en la guerra, Niebla, Abel Sánchez, Tres novelas ejemplares y un prólogo, San Manuel Bueno, mártir, etc. (novelas); obras filosóficas; teatro, y poesía.
Género y corriente: Novela realista.
Estructura: Consta de un prólogo y 25 capítulos.
Sinopsis: Dos hermanas inseparables, Rosa y Gertrudis, a quien llaman Tula, huérfanas de padre y madre, viven en casa de un tío materno, el sacerdote don Primitivo.
Rosa es una belleza más bien llamativa, mientras en Gertrudis sólo destacan sus ojos de mirada fuerte.
Ramiro, atraído por la hermosura de Rosa, inicia un noviazgo formal con ésta, aunque sin hablar de matrimonio. Gertrudis enfrenta al novio, quien no puede resistir la seriedad de aquellos ojos negros. Al día siguiente se fija la fecha de la boda y don Primitivo bendice la unión.
Gertrudis visita con frecuencia a la pareja de recién casados, cosa que agrada mucho a Rosa, y cuando ésta queda embarazada, Tula aumenta sus idas a casa de su hermana.
Tanto en el alumbramiento de este primer niño, parto muy difícil, como en el segundo, que fue niña, de manera serena y valerosa Gertrudis es quien asiste a su hermana. Ella misma cuida, lava y envuelve a las criaturas. Su presencia impone, su voluntad domina y es ella quien elige el nombre del primer recién nacido: "Ramiro, igual que el padre." Así prosigue hasta que Rosa espera su tercer hijo. Muere al dar a luz y Gertrudis, "la tía Tula", instalada en casa de su hermana desde ese momento, se ocupa ahora totalmente de los niños, tarea que cumple con toda devoción y cariño.
En aras de esta desinteresada obligación que ella misma se impone, rechaza la propuesta matrimonial de su pretendiente Ricardo, con quien está de novia algún tiempo. Tampoco acepta la del propio Ramiro, quien desea casarse con Gertrudis luego de cierto tiempo de la muerte de Rosa.
Tula le pide a Ramiro un año de plazo para pensarlo. La cabeza de Gertrudis riñe con su corazón. Ramiro había sido el esposo de su hermana; además, siente terror y cierto desprecio por los hombres. En realidad, Gertrudis es toda maternidad, pero maternidad de espíritu; nació para ser tía, no para tener hijos de su carne.
De pronto, Ramiro comienza a tener relaciones con la criada Manuela, una muchacha de 19 años, pálida y enfermiza, quien queda embarazada de Ramiro.
Cuando la tía Tula descubre aquella situación, los obliga a casarse; no puede permitir que ese niño, próximo a nacer, no tenga padre. Manuela da a luz un varoncito tan débil como ella; Gertrudis lo acoge y cuida como había hecho con sus sobrinos; lo acepta como un hijo más, igual que los de su hermana.
Mientras Manuela espera otro hijo, Ramiro enferma gravemente de pulmonía y muere estrechando las manos de Tula; un día antes le ha confesado que siempre la quiso, desde que se acercó a Rosa por primera vez. Ella reconoce que también lo quiere, pero que lo rechazó porque siempre ha temido a los hombres.
Gertrudis, a pesar de su dolor, se sobrepone a todo y sigue siendo el ángel tutelar del hogar. Mientras tanto, Manuela da a luz una niña y muere en el parto.
Así, de pronto, la tía Tula se encuentra con cinco hijos a quienes cuidar. Cuando el médico de la familia, hombre viudo y sin niños, le insinúa que le gustaría casarse con ella, Gertrudis se indigna y lo echa de la casa.
Pasan los años. Ramirín, hijo de Rosa, se casa con Caridad, la joven que la tía le ha elegido; y el sobrino, a instancias de Gertrudis, lleva a su esposa a la misma casa familiar. La tía Tula acoge a Caridad como a una nueva hija.
Con los años empieza a declinar notablemente la salud de Gertrudis, como si sintiera que ya había cumplido su misión en el mundo, pues dejando a Ramirín casado, los otros hijos quedarían bajo su amparo. Un día, con fiebre y postrada en cama, sintiéndose morir, comienza a despedirse de todos sus sobrinos.
Debido al esfuerzo se desmaya, entra en una suave agonía y muere.
Al desaparecer la tía Tula, Manolita, la más joven de sus sobrinas, conserva la unión familiar; es ella quien ha heredado todo el saber y espíritu de Gertrudis, actuando como la continuación de ésta. Así lo reconocen todos. De este modo, Gertrudis trasciende y se perpetúa en Manuela.
Esta novela, publicada en 1921, presenta un ambiente muy doméstico y religioso, dentro del cual se desenvuelve el drama y los conflictos psicológicos de los personajes.
La tía Tula es el eje de la obra y sobre quien recae el peso de toda la acción. Personaje formidable, está magistralmente caracterizado por el autor.
Con una estructura y unidad impecables, trazo lineal en su desarrollo, estilo conciso, diálogo irreprochable, acción ágil desarrollada en ambientes interiores, sin ningún escenario externo, Unámuno atiende fundamentalmente a las reacciones psicológicas de sus personajes.
La tía Tula es el retrato de una mujer especial, el tipo de mujer instintivamente maternal, pero que teme y desdeña a los hombres por considerarlos seres inferiores y, por ser toda espíritu, siente terror por los hijos de la carne.

viernes, diciembre 17, 2010

PLATERO Y YO


Autor: Juan Ramón Jiménez, poeta español; 1881-1958. Premio Nobel de literatura en 1956.
Otras obras: Diario de un recién casado, Eternidades, Piedra y cielo, La estación total etc. (prosa lírica).; Almas de violetas, Ninfeas, Estío, La soledad sonora, Canción, Animal de fondo (poesía).
Género y corriente: Prosa poética.
Estructura: Está formado, en la versión completa, por .138 -estampas cuyo conjunto gira alrededor de la figura de Platero, un borriquito compañero del poeta durante su larga permanencia en Moguer, pueblo andaluz donde nació.
Sinopsis: Primero, una presentación: "Platero es pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría todo de algodón, que no lleva huesos. Sólo los espejos de azabache de sus ojos son duros cual dos escarabajos de cristal negro [...] Es tierno y mimoso igual que un niño, que una niña".
"Cabalgando en la blandura gris de Platero" o simplemente en su compañía, el autor recorre el pueblo, evoca algunos sucesos o platica familiarmente con el burrito: "No, Platero, no. Vente tú conmigo. Yo te enseñaré las flores y las estrellas. Y no se reirán de ti como de un niño torpón", dice en La miga.
"Platero trota, entra en el arroyo, pisa la luna y la hace pedazos", consigna en Escalofrío.
"Ahí tienes ya la golondrina, Platero, negrita y vivaracha, en su nido gris del cuadro de la Virgen de Montemayor, nido respetado siempre", en Golondrinas.
"Cuando al mediodía voy a ver a Platero, un transparente rayo del sol de las doce enciende un gran lunar de oro en la plata blanda de su lomo. Bajo su barriga, por el oscuro suelo, vagamente verde, que todo lo contagia de esmeralda, el techo viejo llueve claras monedas de fuego", poetiza en La cuadra, etcétera.
Al relatar sus frecuentes paseos, aparece recreada toda la vida del pueblo: los niños mendigos, el loco del lugar, el niño tonto, la casa de enfrente, el loro, el cura don José, el perro sarnoso, la novia, los gitanos, las tres viejas, la flor del camino, el pozo, los gallos, los gorriones, el arroyo, los toros, el canto del grillo, la vendimia, el vergel, la tormenta, la luna, el pastor, la colina, la tortuga, el cementerio viejo, el castillo, la fuente, la yegua blanca, el molino de viento, la torre...
Las descripciones tienen todo un toque altamente poético, y la atmósfera a menudo es melancólica, de una suave tristeza o de una exquisita espiritualidad.
Aglae es otro ejemplo de la poesía y de los sentimientos que expresa el poeta en una de las estampas de la obra: "¡Qué reguapo estás hoy, Platero! Ven aquí... Platero, avergonzado un poco de verse así, viene á mí, lento, mojado aún de su baño, tan limpio que parece una muchacha desnuda. La cara se le ha aclarado, igual que un alba, y en ella sus ojos grandes destellan vivos, como si la más joven de las Gracias les hubiera prestado ardor y brillantez. Se lo digo, y en un súbito entusiasmo fraternal, le cojo la cabeza, se la revuelvo en cariñoso apretón, le hago cosquillas... Él, bajos los ojos, se defiende blandamente con las orejas, sin irse, o se libera, en breve correr, para a pararse de nuevo en seco, como un perrillo juguetón. ¡Qué guapo estás, hombre!, le repito. Y Platero, lo mismo que un niño pobre que estrenara un traje, corre tímido, hablándome, mirándome en su huida con el regocijo de las orejas, y se queda haciendo que come unas campanillas coloradas, en la puerta de la cuadra".
Al final del libro aparecen los momentos de angustia por la muerte repentina de Platero: "La barriguilla de algodón se le había hinchado como el mundo, y sus patas, rígidas y descoloridas, se elevaban al cielo. Parecía su pelo rizoso a ese pelo de estopa apolillada de las muñecas viejas, que se cae, al pasarle la mano, en una polvorienta tristeza."
Con el subtítulo de Elegía andaluza, Juan Ramón Jiménez publicó en 1914 éste, su primer libro de prosa lírica.
Aparentemente, es una obra para niños, pero el propio autor nos advierte que está destinada a todo hombre que se halle en la "edad de oro, que es como una isla espiritual caída del cielo [...] isla de gracia, de frescura y de dicha"; es decir, en un estado espiritual de pureza e inocencia, semejante al de los niños.
Todas las páginas, plenas de poesía y colorido, son más bien descriptivas, pues la acción es mínima. En esencia, la obra refiere pequeñas andanzas y anécdotas de Platero, confundidas con las propias del autor. Cada párrafo, cada línea, fascina con su belleza y ternura.
Sentimental, tocando la emoción y el gusto del lector, escrita en un lenguaje sumamente cuidado, pero de una sencillez casi coloquial, su prosa es pura poesía y poesía pura, según han dicho los más grandes críticos.

LOS INTERESES CREADOS


Autor: Jacinto Benavente, dramaturgo; 1866-1954. Premio Nobel de literatura en 1922.
Otras obras: Señora ama, La malquerida, Pepa Doncel, La noche del sábado, El nido ajeno, La ciudad alegre y confiada, Lo cursi, Rosas de otoño, Más fuerte que el amor, Vidas cruzadas (teatro); Versos (poesía); cuentos, y artículos (diversos temas).
Género y corriente: Comedia satírica.
Estructura: Consta de un prólogo, dos actos y tres cuadros, de cuatro, diez y nueve escenas, respectivamente.
Sinopsis: En un país imaginario a principios del siglo XVII, el joven Leandro y el pícaro Crispín, amo y criado, llegan cansados, hambrientos y sin dinero a una posada. Leandro se muestra preocupado por la situación en que ambos se encuentran, pero al simpático y cínico Crispín, para salir del apuro, se le ocurre hacer pasar a Leandro por un gran señor que viene a la ciudad en misión secreta; por tal motivo, no debe revelar su nombre ni su origen. De este modo logra que el hostelero los atienda con toda la consideración del caso.
Ya alojados en la posada ayudan, pidiendo descaradamente el dinero al hostelero, al poeta Arlequín y a un capitán, quienes están en los mismos aprietos económicos que ellos, por lo que, agradecidos, el bardo y el mílite se ponen incondicionalmente a sus órdenes.
Otro personaje importante aparece en escena: la hermosa y mundana doña Sirena, una mujer sola que para esa noche ha organizado una fiesta, pero nadie le ha concedido crédito, todos quieren cobrar por adelantado y ella no tiene dinero. Crispín se entera del asunto y también de que a la fiesta asistirá el rico señor Polichinela con su hermosa hija Silvia, el mejor partido de la ciudad. El pícaro entonces promete a doña Sirena que los gastos correrán por cuenta de su señor, siempre y cuando ella invite a Leandro y además le presente a Silvia, pues su amo quiere enamorarla y casarse con ella. Leandro sabrá pagar generosamente sus buenos oficios a la anfitriona, si favorece sus planes. Doña Sirena accede.
Comenzada la fiesta, llega Polichinela con su esposa y su hija Silvia. En el diálogo que sostiene con la dueña de casa se ponen de manifiesto la adulación de doña Sirena, la prudencia de Silvia, el valor adjudicado por Polichinela al dinero, así como también su autoritario amor de padre.
Leandro y Silvia son presentados simpatizando inmediatamente. De pronto, Polichinela y Crispín se encuentran por azar y éste reconoce a aquél: habían sido antiguos compañeros de presidio. Cuando Polichinela se entera de que Crispín sirve a Leandro, sospecha que éste es otro aventurero, otro bandido con fortuna como él. El astuto Crispín aparenta ponerse de parte de Polichinela y le aconseja separar a Leandro de Silvia; él sabe por experiencia que en cuanto el padre prohíba a su hija ver a Leandro, hará que se acreciente su mutuo amor, pues ambos ya están profundamente enamorados.
Hay numerosas intrigas, enredos y estratagemas por parte del pícaro Crispín para que triunfen los nobles sentimientos de su amo, a quien la justicia persigue por deudas contraídas en otras ciudades; además, toda la gente del pueblo está indignada contra el infame Polichinela, quien ha hecho su fortuna en forma ilícita.
Cuando Leandro se inquieta por el cariz que van tomando los acontecimientos, Crispín responde con palabras y conceptos llenos de verdad y sutileza, en un monólogo a través del cual Benavente externa sus convicciones sobre el amor, los escrúpulos, la honradez, el dinero, la mentira, la ambición, la felicidad.
Más tarde, el astuto y fiel criado revela a Leandro sus intenciones. Todos se sentirán presionados por los intereses que ha creado el habilidoso Crispín y desearán que ambos jóvenes, Silvia y Leandro, logren su más ferviente anhelo, casarse, y de este modo todos saldrán beneficiados.
Si la boda no se realiza, no podrán cobrar el hostelero, el prestamista, doña Sirena, el doctor en leyes y su secretario quienes vienen a encarcelar a Leandro. Y además de todo esto, Polichinela perderá su honor, porque Silvia se ha refugiado en casa de doña Sirena y luego se ha comprometido más, yendo con ésta a casa de Leandro.
Finalmente, cuando todo parece malogrado, la farsa se resuelve en un final feliz: Polichinela, acorralado, autoriza la boda, y así la obra se cierra con una visión optimista y positiva de la vida, donde se postula el triunfo del amor, expresado en las palabras de Silvia antes de caer el telón.
Los intereses creados, estrenada en 1907, es una de las comedias más notables y aplaudidas de Jacinto Benavente, por su valor artístico y extraordinaria calidad literaria y humana. Esta obra pone de manifiesto el ingenio, las dotes de observador, el sentido crítico que divierte y no hiere, el hondo lirismo, la sutileza psicológica del autor, sobre todo para la creación de personajes.
Su estructura y estilo sencillos, el vocabulario cotidiano en el diálogo ágil, chispeante y vivaz dan un aire de verdad a esta comedia, por eso se ha dicho de ella que es poema y drama de la existencia moderna.
En esencia, esta comedia tiene un realismo penetrante, matizado de fantasía y de alto vuelo poético. Además, el de Benavente es un teatro anti retórico, pues está despojado de efectismos convencionales, énfasis superfluos y sentimentalismo rayano en sensiblería, todo ello característico de su época.

MALVALOCA


Autor: Serafín y Joaquín Álvarez Quintero, comediógrafos; 1871-1938 y 1873-1944, respectivamente.
Otras obras: El patio, Los galeotes, El genio alegre, Las de Caía Amores y amoríos, Doña Clarines, Puebla de las mujeres, Cabrita que tira al monte, Cancionero, La boda de Quinita Flores, La patria chica (teatro); La reina mora (libreto).
Género y corriente: Drama costumbrista en prosa.
Estructura: Está dividido en tres actos.
Sinopsis: Salvador ha sufrido graves quemaduras en la fundidora de Leonardo, su socio, amigo y compañero de trabajo, e ingresa en el asilo del antiguo convento del Carmen, a cargo de la Congregación de las Hermanitas del Amor de Dios, para curarse.
Malvaloca, joven bella, graciosa, jovial, pueblerina, muy generosa y llena de bondad, pero con un pasado bastante azaroso, enterada del accidente, visita a Salvador, un antiguo amor suyo, a quien hace tiempo no ve. Allí conoce a Leonardo, hombre sencillo, serio y varonil, ambos simpatizan de inmediato y se enamoran.
Como hace años está rota la campana del convento, llamada popularmente la Golondrina, Leonardo y Salvador, agradecidos por los cuidados que las monjas han prestado a este último, prometen arreglarla refundiendo su bronce para devolverle la antigua pureza de su sonido.
Un amor verdadero y profundo transforma la vida de Leonardo y Malvaloca, a tal punto que aquél, prendado de la bondad y hermosura de la chica, tanto como apiadado de su desgracia, quiere hacer de ella una mujer sin pasado, refundirla como a las campanas, según dice la copla andaluza:
"Merecía esta serrana
que la fundieran de nuevo
como funden las campanas."

Y promete a su amada: "¡Te perdonarán todos! ¡Te respetarán todos! ¡Es ya loco empeño de mi vida! ¡Todos olvidarán lo que fuiste!" Y Malvaloca piensa llorosa: "¡Quién fuera de bronce como ella!"
Llega por fin el día cuando, con motivo de la procesión de Nuestro Señor de las Espinas, muy venerado en el pueblo, va a sonar de nuevo "la Golondrina refundida. Malvaloca va a casa de su amado para ver pasar el cortejo y allí sufre los desaires de las amigas de Juanela, hermana de Leonardo. Éste, lógicamente, defiende a Malvaloca, pero al mismo tiempo siente terribles celos de su pasado con Salvador, cosa que lo atormenta y no puede olvidar. Salvador intuye esto, y les hace saber que se irá del pueblo para no perturbar con su presencia el amor de la pareja.
En la última escena de la obra, Leopardo y Malvaloca, abrazados y llorosos, llenos de dicha y también dolidos por la pasión que los une y hace sufrir, escuchan los primeros repiques de la Golondrina, la misma de antes pero a la vez distinta. Leonardo abraza a Malvaloca más estrechamente aún y, estremecido, exclama "¡Canta el amor de todos! ¡Su voz tiene para mi corazón un oculto sentido! ¡Yo también fundiré tu vida al calor de mis besos, con el fuego de este loco amor, tan grande como tu desventura!" Mientras tanto, la Golondrina, simbólicamente, repica alegre y victoriosa, "anunciando a los campos y al pueblo que nace a una nueva vida".
Malvaloca, una de los dramas más representativos de los Álvarez Quintero, se estrenó en 1912. Escrita con el gracejo andaluz y la soltura inimitable de estos autores, la obra posee muchos aciertos: los ambientes, la creación de personajes y las situaciones dramáticas; su desarrollo escénico es magistral y el diálogo tiene una fluidez cargada a veces de poesía, en los momentos más conmovedores de la trama.
Algunos críticos han comentado del teatro de los Álvarez Quintero que es el "de la bondad y de las mujeres".

CASTILLA

Autor: Azorín, seudónimo del escritor español José Martínez Ruiz; 1874-1967.
Otras obras: La voluntad, Antonio Azorín, Don Juan, Doña Inés, Angelita, etc. (novelas); Los pueblos, (estampas provincianas), ensayos, y artículos (crítica literaria).
Género y corriente: Descripciones en prosa poética, generación del 98.
Estructura: Comprende una dedicatoria, un prólogo del autor y 14 cuadros o estampas literarias.
Sinopsis: En la nota introductoria de la obra, el propio autor señala su alcance espacial y espiritual: por un lado, "aprisionar una partícula del espíritu de Castilla; por otro, "una preocupación por el poder del tiempo", por transmitir "la sensación de la corriente perdurable e inexorable de las cosas". La técnica literaria de "Azorín" en estas páginas es sencilla y casi siempre la misma. A partir de un hecho concreto —paisaje, individuo, anécdota, evocación— inicia una reflexión, divagación, aventura; una opinión, a veces poética, melancólica, humorística o satírica; otras, meramente informativa. En todos sus cuadros, sin embargo, sobresale un elemento común: el tiempo, obsesión a cuya sombra surge el nostálgico filosofar de "Azorín" para llegar a la sensibilidad del lector.
El conjunto de estampas se divide en informativas, descriptivas y de divagación. Entre las informativas colocamos las dos primeras de la obra: Los ferrocarriles y El primer ferrocarril castellano. Son descriptivas, evocadoras y nostálgicas: Ventas, posadas y fondas, Los toros, Una ciudad y un balcón, La catedral, El mar, Una flauta en la noche. En las otras, además del elemento descriptivo, predomina la divagación, la reflexión: Las nubes, donde imagina que Calisto y Melibea se casaron, son padres de una niña y viven felices en su casa solariega rodeada de jardines; Lo fatal, donde crea a un Lazarillo cuyos amos corren distinta suerte de la ya conocida en la famosa obra; La fragancia del vaso, evocación de Constanza, la protagonista de La ilustre fregona, de Cervantes; La casa cerrada y Una lucecita roja, etcétera.
Para tener una idea del estilo sencillo, depurado y emotivo de "Azorín" he aquí un pasaje descriptivo de ésta última:
"En lo alto, asentada en una ancha meseta, está la casa. La rodean viejos olmos; dos cipreses elevan sobre la fronda sus cimas rígidas, puntiagudas. Hay largos y pomposos arriates en el jardín. Hay en la verdura de los rosales, rosas bermejas, rosas blancas, rosas amarillas. Desde lo alto se descubre un vasto panorama: ahí tenéis a la derecha, sobre aquella lomita redonda, la ermita de Nuestra Señora del Pozo Viejo; más lejos, cierra el horizonte una pincelada zarca de la sierra; a la izquierda, un azagador hace serpenteos entre los recuestes y baja hasta el no, a cuya margen, entre una olmeda, aparecen las techumbres rojizas de los molinos. Mirad al cielo; está limpio, radiante, azul; unas nubecillas blancas y redondas caminan ahora lentamente por su inmensa bóveda. Aquí, en la casa, las puertas están cerradas; las ventanas están cerradas también. Tienen las ventanas los cristales rotos y polvorientos. Junto a un balcón hay una alcarraza colgada. En el jardín por los viales de viejos árboles, avanzan las hierbas viciosas de los arriates. Crecen los jazmineros sobre los frutales; se empina una pasionaria hasta las primeras ramas de los cipreses y desde allí deja caer flotando unos floridos festones [...] Cuando la noche llega, la casa se va sumiendo poco a poco en la penumbra. Ni una luz, ni un ruido. Los muros desaparecen esfumados en la negrura. "
Castilla es, de sus obras, la más representativa en cuanto a su prosa: frase breve, sintética, concisa, particularidad que lo ha hecho destacar entre los demás escritores de la generación del 98, a la cual pertenece.

jueves, diciembre 16, 2010

LA BUSCA


Autor: Pío Baroja, novelista; 1872-1956.

Otras obras: Tierra vasca, La vida fantástica, La raza, La lucha por la vida El pasado, Las ciudades, Las inquietudes de Shanti Andia, Memorias de un hombre de acción [serie novelesca formada por veintidós títulos] (novelas); artículos (crítica); ensayos, y biografías.

Género y corriente: Novela realista.

Estructura: Está dividida en tres partes, y éstas en capítulos (cuatro, nueve y ocho, respectivamente).

Sinopsis: En la sórdida casa de huéspedes de doña Casiana trabaja Petra como criada, "mujer flaca, macilenta, de pecho hundido, manos grandes y rojas, y pelo gris". Ésta es viuda y tiene cuatro hijos: dos mujeres, sirvientas como ella, y dos varones, que viven en un pueblecito de Soria con unos tíos maternos. El mayor de ellos, Manuel, "revoltoso y díscolo", es enviado a Madrid por su tío "porque en el pueblo pierde el tiempo", y su madre lo coloca en la pensión de doña Casiana como mensajero y para servir la mesa. Pero a causa de un violento altercado con uno de los huéspedes que lo insulta y golpea sin razón, a lo cual el muchacho reacciona enfurecido, Manuel se queda sin trabajo. Su madre le consigue otro empleo con un zapatero remendón, el señor Ignacio, y por un tiempo Manuel lo ayuda en su singular tarea de "regenerar el calzado".
Mientras, en compañía de Leandro, hijo mayor de don Ignacio, va conociendo los barrios bajos y su gente: el Bizco y su cuadrilla, la Corrala del tío Rilo, la Muerte, la taberna de la Blasa, el Tabuenca, el Lechuguino, el Valencia...
Como Milagros, la novia de Leandro, prefirió al Lechuguino, el amante despechado la mata y luego se suicida. Por este escándalo, don Ignacio se ve obligado a cerrar su taller.
Como Manuel otra vez queda sin trabajo, emprende una serie de andanzas sucesivas desempeñando variadas ocupaciones: se coloca como mozo en la panadería del tío Patas, como ayudante de hornero en una tahona y luego hace vida de golfo durante un tiempo. Esto da oportunidad para que, de nuevo, el autor nos presente la vida del submundo madrileño —sórdida, corrupta, amoral— donde se ve la promiscuidad del cincuentón tío Patas, casado en segundas nupcias con una joven de 20 años, y que consiente en las relaciones de su hijo con la madrastra, y luego se aviene a amancebarse con su cuñada, oportunidad propiciada por su misma mujer. Desde entonces, y gracias a esto, los cuatro "se entendían admirablemente".
Se describe una vida lastimosa donde pululan borrachos, hampones, busconas, mendigos —personajes como Karl, el alemán; la Salomé, el Expósito, el Cojo y su cueva, Dolores la Escandalosa, las cuatro "vestales del arroyo"—, y el hilo conductor de todos es la figura de Manuel, y la pintura de ellos está hecha a gracias a la observación, el detallismo y las pinceladas curiosas de Pío Baroja.
Más adelante, Manuel entra como criado de un trapero, el señor Custodio, de cuya hija Justa se enamora. Pero ella lo provoca con la intención de reírse de él, pues al mismo tiempo mantiene relaciones con el chulo y petulante Carnicería, "demasiado estirado y señorito para casarse con la hija, de un trapero".
Torturado por los celos y luego de cierta violencia suscitada entre él y la gente del Carnicería, Manuel abandona a su nuevo patrón "aunque se muriera de hambre", y una vez más se encuentra en la calle. Deambula en medio de la noche entre busconas, chulos y celestinas, hasta que amanece y "el Madrid trabajador y honrado se prepara para su ruda faena diaria". Esto lo hace pensar largamente. "Comprendía que la existencia de noctámbulos y trabajadores son vidas paralelas que no llegaban ni un momento a encontrarse. Para los unos, el placer, el vicio, la noche; para los otros, el trabajo, la fatiga, el sol. Y pensaba también que él debía ser de éstos, de los que trabajan al sol, no de los que buscan el placer en la sombra."
Junto con Mala hierba y Aurora roja, esta novela publicada en 1904 constituye la primera parte de la trilogía La lucha por la vida, la cual señala el momento cumbre de la narrativa de este autor. Los personajes se continúan de una a otra novela subrayando la unidad temática de las tres, así como el suburbio madrileño y los seres singulares que lo habitan, descritos en toda su crudeza.
La busca es un admirable estudio sociológico en torno de Manuel, especie de moderno pícaro; joven de muchos amos, a quien, contra su voluntad, la vida lleva a mezclarse con el lumpen de la gran ciudad, y el análisis de una serie de inolvidables personajes de los bajos fondos madrileños. También es ocasión para ofrecernos cuadros costumbristas del hampa, con formidable vigor.
La visión del autor es fría, descarnada, sintética, realista y objetiva. La estructura del relato es sencilla; trama y acción son lineales y captan de inmediato el interés del lector. Así, en La busca, con un-lenguaje natural y un estilo directo, Pío Baroja logra describirnos un mundo sin caridad y la crueldad de una vida hostil.